El tour argentino de Elio Alcindor no fue una sucesión de fechas ni un simple itinerario de presentaciones. Fue, más bien, un recorrido espiritual que fue dejando huellas visibles en cada lugar que visitó, cada iglesia y cada vida que recibió lo que Dios preparó para cada encuentro.
En su primera visita al país, el adorador canadiense pasó por las iglesias Catedral de la Fe (Haedo y Ciudadela); Remanente Santo (Virrey del Pino) y Ejército de Dios (Villa Devoto) con un mismo pulso: compartir la Palabra, ministrar desde la adoración y permitir que cada momento se transforme en un espacio de intimidad genuina con Dios. El cantante viajó desde la ciudad de Calgary (Canadá) acompañado por dos de sus músicos: Chris Wood (piano) y Dave Lewis (bajo).
Desde su llegada el 5 de diciembre, cada escala del tour estuvo marcada por una atmósfera particular. Así fue que ni bien bajó del avión, se dirigió directamente a FM Ama para participar del programa “Vincula2” que conduce Lili Varani, en el que estuvo acompañado por la cantante Soledad Gram, su esposo Gustavo Córdoba y nuestro director Marcelo Bellotta, para compartir su testimonio de vida y además cantó una de sus canciones levantando un cántico de alabanza para levantar el ánimo de todos los oyentes.
No hubo shows en el sentido tradicional, sino momentos de ministración donde la música funcionó como puente y no como fin. Alcindor, con una trayectoria consolidada en la escena de la adoración contemporánea, desplegó un repertorio atravesado por canciones que nacieron de la oración y de la experiencia personal, sosteniendo siempre una misma premisa: la adoración como estilo de vida.
A lo largo del recorrido, Elio no solo compartió su música, sino también su testimonio.
En cada lugar habló del llamado, del servicio y del privilegio de ver vidas rendirse a Cristo. Para el propio artista, el tour fue un tiempo de profundo impacto personal. “El Tour Argentina 2025 fue una experiencia verdaderamente inolvidable. Como cristiano y siervo de Dios, siempre debemos mantener el norte: compartir Su Palabra y hacer un llamado dondequiera que estemos. Durante el tour tuve la oportunidad de predicar, y ver a tantas personas recibir al Señor es para mí un tesoro incomparable. Me llena de gozo presenciar cómo Dios toca vidas en cada evento”, señaló el cantante.
“Más allá de la belleza del país, algo que me impactó profundamente fue la calidez de su gente y su manera tan sincera de adorar. El amor de Dios se refleja en ellos de una forma extraordinaria; podría pasar días y meses adorando junto a ellos”, agregó Elio respecto a la experiencia argentina. “También me sorprendió —además de la increíble calidad de la carne— la enorme cantidad de estadios de fútbol que hay en una sola ciudad. No hablo solo de canchas, sino de tantos clubes con sus propios estadios. Como amante del fútbol, eso me dejó realmente impresionado. El mate también me encantó”.
Desde las iglesias anfitrionas, la impresión que causó fue muy satisfactoria: “La visita de Elio Alcindor fue un regalo del cielo. Su corazón de adorador y la excelencia de sus músicos encendieron en nuestra iglesia un fuego fresco de búsqueda y entrega a Dios. Cuando Elio adoró la presencia de Dios reposó con una dulzura especial, un silbido apacible”, expresó la pastora Adriana de Jesús. “Lo que más me impactó más allá de la excelencia de de su adoración, de de de su talento como cantante fue su humildad”.
“Elio es ese tipo de adoradores que no buscan escenario, buscan altar, buscan el corazón de Dios y eso se sintió en cada minuto de su ministración. En nuestra iglesia creemos fervientemente en los encuentros divinos y su visita fue exactamente eso, un encuentro preparado por Dios para despertar a muchos y para afirmar el llamado de otros. Su música cruzó las fronteras. Pero lo que más tocó nuestras vidas fue su humildad, su talento, su candidez y su simpatía. Él ya nos recordó que la adoración no es un momento y que es un estilo de vida”, concluyó Adriana de Jesús.
El cierre de esta primera visita no suena a despedida definitiva.
El propio Alcindor anticipó su deseo de regresar en 2026, con más tiempo y más ciudades por delante, convencido de que lo vivido fue solo el comienzo de una relación espiritual con la Argentina. “En resumen, fue un tiempo hermoso en un país maravilloso. Y, con el favor de Dios, regresaremos en 2026 para quedarnos un poco más de tiempo y servir al Señor aún más en diversas ciudades de Argentina”.
Y tal vez ahí esté la síntesis más justa de este tour: no fue una gira que pasó, sino una experiencia que quedó. En las lágrimas derramadas, en las manos levantadas, en los silencios cargados de presencia. Un paso breve en el calendario, pero profundo en la memoria espiritual de quienes fueron parte. En definitiva, un recordatorio vivo de que la adoración no es un momento sino un estilo de vida.
