Carne a Baal, sacrificios, rituales paganos y adoración al demonio en los orígenes de una celebración a la que habría que manejar con prudencia refinada.
Baal es el diablo que representa la avaricia. Quizá el lector avezado pueda encontrar otras concepciones distintas. En la red o en bibliotecas de libros formato papel.
No es extraño que en internet y en la cultura oficial de occidente la adoración a Baal se haya camuflado bajo el culto al Rey Momo. Son maniobras de manipulación que suelen usar las superestructuras que manejan el Nuevo Orden Mundial. La única pretensión es instalar la Agenda 2030 para dominar la civilización. Cuidado, hay que estar alerta.
Para algunos, la traducción de Baal es "amo" o "señor", según el idioma hebreo. En las culturas semitas y árabes consideraban a Baal una antigua divinidad.
Es por eso que fue adorado en pueblos situados en Asia Menor y alrededores. Rendían culto y tributo a esta divinidad maligna los babilonios, caldeos, cartagineses, fenicios, filisteos, israelitas y sidonios. Para ellos era el Dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad.
Cuando empezó a dar prosperidad en las tierras de esas comunidades, inmediatamente surgió el trueque de la mercancía y por ende aparece la codicia.
Todos querían tener más para vivir mejor, aun a costa de la explotación y la ventaja que se ejercía sobre el prójimo. De ahí que Baal se convierte rápidamente en una divinidad oscura que reporta al demonio. Se transforma en el Hijo del Mal. Ocupa su lugar en las sociedades antiguas y prospera hasta el día de hoy como esta criatura abominable que representa la codicia y que es adorada en Carnaval, lo que equivale a: Carne a Baal.
Estas líneas sólo pretenden advertir al incauto. No hay que dejarse engañar por elucubraciones culturales que en Wikipedia son publicadas como simples artículos de difusión y no son otra cosa que un engaño vil y canalla de quienes hoy manejan el mundo: los iluminati.
Baal es el diablo que representa la avaricia. Los masones lo saben muy bien, pero no lo dicen. Tampoco cuentan sobre los sacrificios humanos que se le ofrendan a Baphomet y a Baal.
El Carnaval (Carne a Baal) es una tradición que en nuestros pueblos se arraigó con intensidad preocupante y forma parte de una "supuesta cultura masiva y popular".
Es necesario advertir sobre estos despreciables ritos y tradiciones paganas que el vulgo ramplón y embrutecido practica con devoción admirable y disciplina autómata.
Carne a Baal, no olvidar: se trata de un rito demoníaco y cruento donde las almas nobles se pierden en la oscuridad y las mentes groseras rinden tributo a dioses falsos de una herejía que se sabe dónde comienza, pero no dónde termina.
Así nos va.
*Fuente: El País diario. Por Ernesto Simón. Marzo 2025.