Se acerca el Día del Niño y, desde hace ya algunas semanas, podemos ver en las redes sociales anuncios de celebraciones y festejos, así como una gran oferta de juguetes, libros y otros artículos destinados a los más pequeños.
Por Lic. Yanina Cossime*
Pero esta celebración no se trata –o no debería quedar reducida a eso– de regalos y sorpresas, sino que encierra algo mucho más profundo.
La celebración del Día del Niño es, en realidad, un día de concientización sobre la importancia de los niños en la sociedad y de promoción de sus derechos, que deben ser defendidos por la sociedad y garantizados por el Estado.
La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la ONU en 1989, reconoce, entre otros:
El derecho a ser protegidos contra toda forma de discriminación, asegurando que todos sus derechos y libertades se cumplan sin distinción alguna por raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones, origen, situación económica o cualquier otra condición.
- • El derecho a crecer, preferentemente, en el seno de su familia y en un ambiente de felicidad, amor y comprensión.
- • El derecho a que su opinión sea escuchada y tenida en cuenta, pudiendo tomar decisiones acordes a su madurez, siempre acompañados y guiados por su familia.
- • El derecho a vivir libres de violencia, abusos, maltratos, negligencia y explotación económica o sexual, siendo protegidos contra cualquier agresión física, psicológica, moral o sexual.
- • El derecho a recibir cuidados, protección y asistencia especiales para garantizar su supervivencia, bienestar y desarrollo pleno.
- • El derecho a una identidad y nacionalidad.
- • El derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
- • El derecho a la dignidad y a la integridad personal: física, sexual, psíquica y moral.
- • El derecho a atención médica para su salud física y psicológica, junto con una alimentación nutritiva y acceso a agua potable segura.
- • El derecho a una educación integral, gratuita y de calidad, que respete sus derechos humanos y libertades fundamentales.
- • El derecho al juego, al descanso y al esparcimiento, participando en actividades recreativas, culturales y artísticas que nutran su desarrollo físico, emocional y social.
¿Gozan efectivamente de estos derechos nuestros niños y adolescentes? Comparar la lista con la realidad resulta doloroso. Son muy pocos los chicos que hoy pueden marcar como cumplidos los derechos que disfrutan.
Esto en lugar de paralizarnos debe impulsarnos, como sociedad e individualmente, a trabajar en pos de los chicos, en especial de aquellos que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad.
Los niños son el presente, y debemos comprometernos a que cada uno de estos derechos enunciados no sea solo una declaración, sino una realidad que nos involucra a todos: personas, familias, instituciones, comunidades y gobiernos.
El Día del Niño no debería pasar como una fecha más en el calendario, sino recordarnos que la forma en que tratamos a nuestros niños revela quiénes somos como sociedad y qué legado queremos dejar. Su bienestar y su voz son el termómetro moral de nuestra cultura; cuidarlos es, en definitiva, cuidarnos a todos.
* Yanina Cossime es esposa, madre, Lic. en Orientación Familiar, profesora, Operadora Socio Comunitaria, Diplomada en Prevención y Tratamiento de la Violencia, en políticas públicas para la primera infancia y la familia y en educación integral de la sexualidad.
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