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Afganistán: Vivir con miedo nos ha envejecido a todos desde dentro ⎪ Por Shamsia Hassani

Arte: Shamsia Hassani 

Kabul era una ciudad que estaba progresando. Sin embargo, la guerra había ralentizado su progreso. Recuerdo que cuando regresamos a Afganistán hace 16 años después de la caída de los talibanes, sentí mi patria por primera vez.

Ya no tenía que ocultar mi identidad, estaba feliz de decir en mi corazón que era afgana, que este es Afganistán a donde pertenezco, ¡Este es mi país! Cuando veía el mapa de Afganistán solía decirme a mi misma: Este pedazo de tierra es mío, es mi lugar. Un hermoso sentido de pertenencia.

Después de un tiempo, ingresé a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Kabul. Poco a poco, las cosas volvieron a complicarse y comenzaron las explosiones. Todos tenían miedo de que todo volviera de nuevo.

Kabul estaba progresando, las mujeres habían vuelto a la sociedad, las niñas a la escuela y a la universidad. Los programas culturales y artísticos aumentaron, se crearon hermosos ambientes para reuniones amistosas, cafés, centros culturales, restaurantes y al mismo tiempo la guerra estaba progresando.

Cada uno de nosotros ha experimentado muchas veces la proximidad a las explosiones. Recuerdo la vez que fuimos al teatro y este explotó entre el público, yo estaba a solo unos metros de la explosión, sentí una llama caliente a mi lado, mi ropa y mi cara estaban llenas de pedazos de carne y hueso. No sentí que yo misma estuviera herida, o que hubiera sangre rociada en mi ropa.

Desde ese día, he estado temblando con las más mínimas voces. Vivir con miedo nos ha envejecido a todos desde dentro, no disfrutamos de la juventud. En los últimos años, las cosas se han vuelto tan malas que las familias se han desintegrado, algunos han perdido a miembros de su familia en explosiones, algunos han abandonado el país y algunos han muerto contrabandeando.

A pesar de la guerra, todavía teníamos pequeñas alegrías, diminutas alegrías que mantenían viva en nosotros la esperanza de vivir. Nuestros corazones temblaban para que nos quitaran esas pequeñas alegrías momentáneas. Finalmente, sucedió el desastre que temíamos que suceda. Es difícil de creer. No lo podemos creer.

En una o dos semanas, amigos y conocidos se han dispersado por diferentes partes del mundo y ya no está claro cuándo y dónde los volveremos a ver, a ellos o a los que se han quedado en Afganistán y no han podido escapar...

Que no puedes regresar a tu patria destruye tu persona. No está claro cuándo volveremos a ver a familias o amigos. Oh, estos malos tiempos... oh, tanta amargura...


Fuente: www.instagram.com/shamsiahassani/



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