Los Juegos Olímpicos comenzaron hace unos días y un sobreviviente de Auschwitz-Birkenau llamado Leon Lewkowicz llevó la antorcha al Jardín Memorial del Velódromo como parte de la gran ceremonia previa a las ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París.
Mientras los atletas israelíes recibían multitud de amenazas de muerte, este momento sirvió como un rayo de luz y esperanza para los judíos de todo el mundo.
Para León, este fue un momento culminante donde cumplió el sueño de toda su vida.
Del gueto de Varsovia a Auschwitz.
León nació en Lodz, Polonia, en 1930. Cuando tenía diez años fue enviado al gueto de Varsovia y cuatro años más tarde, a los 14 años, fue deportado a Auschwitz-Birkenau.
Milagrosamente, sobrevivió al campo de concentración y a la Marcha de la Muerte. Llegó a Francia en junio de 1945 a la edad de 15 años y pesando sólo 33 kg.
Demacrado pero emancipado, estaba decidido a crearse una nueva vida. Aún no sabía cómo, pero se prometió a sí mismo que nunca más se dejaría vencer por el terror y el tilde de "sucio judío".
Campeón de Halterofilia.
León fue uno de los 426 niños (junto con Elie Wiesel y Meir Lau) que fueron incorporados a la Œuvre de secours aux enfants (OSE), una sociedad de ayuda a los niños judíos franceses. Fue allí donde conoció a Maurice Brauch, un entrenador de atletismo que organizaba competiciones intramuros.
Maurice también sobrevivió a los campos y enseñó a Leon gimnasia y a levantar pesas. Leon aprendió rápido y pronto logró hazañas increíbles, como llevar a una niña en el aire con el brazo extendido.
Hacer ejercicio era una forma saludable de escapar de su pasado y de desarrollar la resiliencia y la fuerza física y mental que necesitaba para sobrevivir. Leon sentía que si lograba ser fuerte, nadie podría volver a hacerle daño.
Con gran determinación, el joven levantaba pesas de forma constante. A los 19 años se convirtió en el hombre más fuerte de Francia y en 1955 se convirtió en el campeón francés de halterofilia. No pudo participar en los Juegos Olímpicos en ese momento porque aún no era ciudadano francés.
León soñaba con llevar la antorcha olímpica.
A los 94 años, su sueño se hizo realidad y su vida dio un giro completo cuando marchó con la antorcha desde la estación de metro de Bir-hakeim hasta el Jardín Memorial del Velódromo de Hiv. Este jardín conmemora a los 4.000 niños parisinos que fueron asesinados en Auschwitz.
El jardín conmemorativo está situado en el lugar del Velódromo de Hiv, una enorme instalación deportiva oficialmente llamada Velódromo de Hiver que fue un lugar de redada masiva de 13.000 judíos, incluidos 4.000 niños, que fueron colocados en condiciones infernales para ser entregados a la máquina de matar nazi.
Al marchar por este infame lugar con la antorcha en la mano, León avivó el fuego de la venganza: la venganza de la vida.
Una multitud de espectadores acudió a apoyarlo y fue recibido con un estruendoso aplauso. Entre su público se encontraban empleados de la OSE y niños en situación de riesgo de la organización sin ánimo de lucro “Maison Shatta et Bouli Simon de Laversine”.
Su antorcha simbolizaba la paz, la unidad y el espíritu deportivo. León la portaba con orgullo y era un faro de luz para todos los judíos del mundo.
¡Que siga viviendo con salud, fuerza y felicidad hasta los 120 años!
*Fuente: Aish. Por Sarah Pachter. Julio 2024.