NOTICIAS
latest

728x90

header-ad

468x60

header-ad

Testimonio de vida de una mujer valiente, que rompió el silencio para sanar ⎪ REDASI

 

¡Hola! Somos el equipo REDASI, y en esta oportunidad, queremos compartirte un testimonio de vida de una mujer valiente, que rompió el silencio para sanar. 

Creemos que en medio del dolor y sufrimiento que puedas estar atravesando, estas palabras pueden servir de mucho, para identificarte tal vez con vivencias similares a las suyas, y que una dosis de fe y de esperanza puedan alcanzarte, para creer que una vida diferente aún es posible.

“Soy la cuarta de seis hermanos. Fui, junto a mis hermanas, víctima de abuso sexual infantil. Creo que me llevé la parte más suave de todas esas atrocidades, pero no por eso fue menor el daño que se produjo en mí. 

Fueron muchos años donde sufrimos  negligencia, manipulación, mentiras de parte de quienes debían protegernos.

A causa de esos abusos se produjeron diversas consecuencias en cada uno de nosotros. Mi hermana mayor quedó embarazada a sus quince años (al nacer ese niño, fue criado junto con nosotros como un hermano más; nadie podía enterarse de que era hijo de mi hermana y producto de una violación). En cada uno de nosotros se manifestaron síntomas diferentes, como enfermedades, escapes del hogar, drogas, depresión, malas calificaciones en la escuela, falta de control de esfínteres, baja autoestima, etc. Pasaron trece largos años, hasta que una de mis hermanas rompió el silencio, y toda la mentira que se habían encargado de armar, empezó a caer; y aunque llevó más tiempo, ese fue el principio del fin

Cada uno de nosotros salió a la vida como pudo. A temprana edad emigramos del hogar, en busca de una vida diferente. 

Casi sin pensarlo, como un acuerdo silencioso entre nosotros, no  hablamos más del tema, no sanamos, hicimos de cuenta que no pasó. Esa actitud nos mantuvo en la zona de peligro, porque solo la verdad nos hace libres; porque una herida que se tapa no sana

Pasó el tiempo, y ese niño del que hablé, mi sobrino, creció y se convirtió también en un agresor, metiéndonos en el dolor nuevamente. Esto último produjo en mí una ola de interrogantes ¿cómo podía ser que volviera a pasar? ¿Estábamos marcadas para siempre x la tragedia? ¿Cómo, si cada una había hecho lo que podía por alejarse del pasado, el pasado se hacía presente?

Entonces entré en una búsqueda personal por entender mi historia y sanarla. Entendí que si deseaba que algo fuera diferente, tenía que dejar de huir, tenía que  enfrentar el dolor, tenía que atravesarlo para dejarlo atrás. Porque solo así se puede sanar. Hoy puedo contarlo libre de vergüenza, libre  de culpa, libre de dolor. Y digo libre, porque un día fui esclava de todo eso, y más; vivía atada al dolor, a la desesperanza, a un sentimiento de desprotección, de angustia, a la falta de valía personal, al miedo, a la manipulación de otros, sin poder decir ¡NO!. Toda esa mochila pesada me acompañó durante mi adolescencia y parte de mi vida adulta, sumado a enfermedades que no tenían una  aparente causa a nivel clínico, pero claro, era lo emocional reprimido dentro de mí, lo que le impedía a mi cuerpo funcionar correctamente.

Podría escribir muchísimo y ocupar extensas páginas, explicando todas las consecuencias que el abuso sexual dejó en mí (y en todo mi entorno) durante la infancia, y cómo afectó mi  desarrollo hasta la vida adulta. Cómo me impedía verme y ver a los demás de una manera correcta, cómo me despojó de valor, de dignidad, cuánto me condicionó en mi  relación con mi pareja…


❝  Porque “no somos lo que otros hacen con nosotros”, como dice la famosa frase, “sino lo que decidimos hacer con lo que nos hacen” 


Pero, aunque todo eso fue real en mi vida (y en la de cualquier víctima de este gran mal), quiero contarte la parte en la que fui consciente de todo eso, la parte en la que salí de la cueva de la normalidad, donde se había naturalizado algo que nunca debió ni siquiera existir, para asimilar que lo que nos había pasado no estaba bien y nosotras no teníamos la culpa.

Esa acción me dio la oportunidad de cambiar de vida, de optar x otro camino; me mostró que el poder de decisión lo tenía yo, y esa era la parte de la que podía hacerme cargo. Porque sí, hay otro camino, el camino de la restauración, de la sanidad, de la resiliencia, del perdón. Porque se puede decidir, porque se puede sanar las heridas, aunque no las hayamos causado nosotros. Porque “no somos lo que otros hacen con nosotros”, como dice la famosa frase, “sino lo que decidimos hacer con lo que nos hacen”

Yo elegí un camino diferente del que me enseñaron en la infancia; decidí que no iba a cargar con ese peso toda la vida, decidí ponerle un fin al rótulo de víctima que me habían impuesto. Te mentiría si te dijera que lo logré sola, porque nadie puede solo con tanto dolor. Siempre necesitamos de alguien, y ese fue mi desafío: encontrar y confiar en las personas correctas para dejarme ayudar. Reconocer que necesitaba ayuda y pedirla a aquellos que tenían las herramientas para hacerlo. Por otro lado, que no me traicionara la desconfianza, que me condicionaba para poder abrir mi corazón.


❝ Si estás leyendo esto, quiero decirte se puede, rompe el silencio, busca ayuda en los lugares correctos. No va a ser sencillo, pero te garantizo que lo vale 


Tuve en mi camino un gran compañero de vida que no me soltó, que aguantó mis días tristes, mis crisis;  tuve una pequeña hija que se convirtió en la motivación, cuando las fuerzas y las ganas se iban. Tuve la ayuda de profesionales (psicólogos, preventores, médicos), que me marcaron el camino y fueron de gran importancia. También tuve la ayuda de personas que me guiaron en lo espiritual, para acercarme a vivir una vida plena en todas las dimensiones del ser, que solo es posible con la ayuda de Dios

Esto último, y hablando sobre mi experiencia, fue lo más importante en mi camino. Porque hay cosas que pude trabajar yo, otras que trabajaron los profesionales junto conmigo,  pero hay una parte de mí, en lo profundo de mi corazón, que ni yo ni los profesionales podían abordar, un vacío que nadie ni nada podía llenar,  y como soy una mujer de fe, dejé esa parte en las manos de El Único que podía entrar. Y lo logré; hoy gozo de una vida diferente junto a mi esposo y a mi hija. Disfruto de la experiencia que la vida me ofrece, enriqueciéndome de lo bueno y aprendiendo de lo malo, viviendo plenamente, sintiéndome valorada, amada, y mirando hacia el futuro con esperanza. Hoy vuelvo a soñar, y puedo decirte que es posible.

Si estás leyendo esto, quiero decirte se puede, rompe el silencio, busca ayuda en los lugares correctos. No va a ser sencillo, pero te garantizo que lo vale.”

(Este mensaje se compartió de manera anónima, para cuidar la privacidad de todas las personas afectadas, con el fin de no exponerlas ni re victimizarlas).

Si te identificaste con esta historia, y aun no lograste sacarlo a luz, estamos para escucharte, contenerte y ayudarte a salir de la desesperanza, para creer que una realidad diferente es posible.


Nuestras redes sociales:

También podés escribirnos:

  • analia.leonor.arias@gmail.com
  • mirtafleyta67@gmail.com
  • michi14acosta@gmail.com
  • natyvdesantis@gmail.com 
_____________

 CULTURIZ.AR   MEDIOS 
« ANTERIOR
SIGUIENTE »