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¿La educación se encuentra en crisis?
Por Yanina Cossime*
Muchos responderían afirmativamente sin dudar a esa pregunta, pero si reflexionamos el asunto surge un planteo diferente: ¿la educación se encuentra en crisis o lo que se encuentra en crisis es el verdadero sentido de la educación?
Para dar respuesta a este interrogante primero debemos tener en claro: ¿Qué es educar?
Si consideramos que educar es sinónimo de instrucción, de transmitir conocimientos técnicos, y analizamos los resultados de las evaluaciones que se realizan para medir el nivel de saberes que han acumulado los estudiantes y los comparamos con los objetivos planteados y los resultados logrados en años anteriores o en otras sociedades, podemos afirmar que la educación se encuentra en crisis.
Pero, si partimos de un concepto de ser humano como unidad bio-psico-espiritual, cuyas dimensiones son inseparables, como un ser perfectible y, por ende, susceptible de aprendizaje (cualidad que lo distingue de los demás seres vivientes) podemos afirmar que lo que está en crisis es el verdadero sentido de la educación: ¿Qué es educar? ¿Para qué educamos? Y cuando educamos, ¿tenemos en cuenta a quién educamos?
Educar es impulsar al que aprende a desplegar toda su potencialidad y en todas sus dimensiones, dándole las herramientas y acompañándolo en el camino para que pueda “ser la mejor versión de sí mismo”, sin compararlo con otros, porque es un ser humano irrepetible, con una combinación de capacidades y talentos única. El proceso educativo es sinónimo de “evolución” en la que, a través del aprendizaje de contenidos intelectuales, se afecta, directa o indirectamente, todos los aspectos de la vida de la persona que aprende y, al mismo tiempo, también aprende quien enseña.
El rol del alumno es protagónico, es él quien aprende y, para que un aprendizaje sea realmente educativo, además de ser aceptable en su contenido cognitivo debe ser asimilado verdaderamente, aprehendido, incorporado.
En este proceso también es fundamental el educador. Padres (que tienen un rol fundamental e indelegable en la educación de sus hijos y que educan principalmente con el ejemplo) y docentes debemos tener en claro a quién estamos educando y para qué lo estamos haciendo, teniendo en cuenta que todos los conocimientos cognitivos no son neutros, sino que están cargados de afectos que impulsan el comportamiento, por lo que es primordial que en el proceso de enseñanza-aprendizaje se atiendan integralmente y se den respuestas a todas las necesidades de la persona.
Necesitamos recuperar el verdadero sentido de la educación, ser conscientes que es una fuerza poderosa capaz de hacer desplegar todas las potencialidades de niños y adolescentes, para desarrollarse plenamente y cumplir con el propósito de sus vidas. Solo a través de la verdadera educación, que comienza en el seno familiar y continúa en las instituciones educativas, es posible una transformación cultural, y para lograrlo, se necesita el compromiso y el aporte de todos.
Eduquemos con el ejemplo siendo de inspiración para otros. Es imprescindible que lo hagamos. Lee la siguiente afirmación pensando que, en el lugar que estés, vos podés ser ese buen maestro, ese educador, con el potencial de lograr una sociedad mejor:
“Un buen maestro puede cambiar para siempre la vida de un niño,
Una escuela puede cambiar la vida de una comunidad,
La educación puede cambiar un país.”
(Pedagoga Carmen Pellicer, documental Profes, 2016)
* Yanina Cossime es esposa, madre, profesora, Orientadora Familiar, Operadora Socio Comunitaria, Diplomada en Prevención y Tratamiento de la Violencia y en Educación Sexual.
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