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No puso nada de si... ⎪ Por el Dr. Nelio Chimentón


Allá por la mitad de la década del 50, del siglo pasado, en la clase de música del bachillerato que cursaba en el viejo Nacional N° 1 de Rosario, me encontraba en medio de un debate sobre un evento cultural superlativo para la ciudad y la época. Un par de noches antes, un hijo pródigo de Rosario, había regresado del extranjero, donde había actuado en diferentes países, ejecutando al piano las más importantes obras de la música clásica, y con un éxito notable. Ahora, se había enfrentado con sus conciudadanos dando un concierto en el místico teatro  “El Círculo”.


El promotor del debate era el profesor Scarafía, excelente músico, propietario de un valorado conservatorio y un notable profesor. Y el motivo era que los periodistas de los tres diarios de la ciudad, especialistas en el tema, habían sido coincidentes  en la crítica sobre la actuación del concertista. Los tres coincidieron en que Rivera había hecho gala de una técnica perfecta… que no había cometido gaffe alguna en su ejecución, pero, que en opinión de ellos, no se percibía en su música ese plus espiritual que engalanaban a los más prestigiosos… en una palabra No había puesto nada de sí.


Con esa capacidad que tiene la juventud de todos los tiempos, de mezclar lo serio con lo jocoso, un compañero le puso el broche al debate: ¿Cómo puede ser,m-preguntó-, que a un tipo con un curriculum impresionante como trae Rivera... al que le reconocen una técnica perfecta, se le endilgue ser un “pecho frío”... ¿Qué tiene que hacer el hombre?... ¿Pararse sobre el piano y zapatear un malambo?...


Luego del estallido de risas que la salida del joven provocó, -incluído el profesor-, éste nos dijo: No… muchachos... No... No es fácil explicar esto, pero detrás de toda música y de cualquier actividad, hay una elaboración que incluye alegrías, tristezas, melancolías, exaltación… y por sobre todo, odios o amores... Ustedes mismos cuando valoran a algún jugador de futbol, dicen… sí es muy bueno… pero le falta corazón… Piensen en un médico… Si sólo se contenta con el problema físico de su paciente, y no va mas allá, sondeando su espíritu, difícilmente llegará a la cura de esa  persona… de allí que a igual conocimientos científicos, hay galenos que nos crean más confianza que otros.


Hoy, a la distancia, evoco a aquel gran profesor, que parece haber sido visionario sobre lo que vendría en el futuro que hoy es nuestro presente… Contemplamos ahora como las profesiones y oficios que fueron impulsados por una gran vocación, se han transformado en un exclusivo medio de vida…Docentes, comerciantes, deportistas, guardianes del orden, médicos, enfermeras y músicos, han caído en la trampa que les ha tendido la secularización y el gran materialismo en curso.


La triste sentencia de que “Primero yo… después yo y luego también yo…" ha borrado del evangelio de la vida, la parábola del buen Samaritano.

Me apresuro a decir, que hay honrosas excepciones que nos permiten guardar una esperanza de la resurrección del amor.

Pero esas excepciones, solo confirman la regla, y por tanto no nos extraña ya que un médico que ha jurado defender la vida por sobre todo, practique sin alterarse el asesinato de un niño no nacido, con toda naturalidad.


No se requiere abundar en detalles para entender que el acto en que se crea una vida, se ha transformado en un simple acto de solaz y satisfacción, y si hay consecuencias que se derivan de ello, hay una forma simple de solucionarlo, ya que la “medulosa ley lo permite”.

Como nos dijo aquel gran profesor, Para crear… hay que poner el cuerpo y el alma… 



COLUMNA:
Dr Nelio José Chimenton

Médico rural

Facebook: Nelio Chimenton




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