Se trata del primer libro que escribiera el genocida, que cumplía una condena de 5 años en Munich. No hay coincidencia sobre si lo dactilografió él mismo, si lo hizo su chofer, Emil Maurice, o su secretario Rudolf Hess. Este último junto a su amante Lice Profil se ocuparon de la corrección.
La primera parte se publicó en 1925, y la segunda un año después… pero lo cierto es que entonces no despertó gran interés entre el pueblo alemán, cosa que se revirtió notablemente una vez Hitler tomara el poder en 1933. Desde allí se vendieron miles y miles de ejemplares, al punto que el mandante se hizo millonario con lo producido.
Cuando una pareja contraía matrimonio, se le obsequiaba un ejemplar a los contrayentes. En los colegios, en los clubes deportivos, y en todas las instituciones en que hubieran personas, se les hacía llegar el texto, como un inmenso medio de penetración ideológica del Nacionalsocialismo.
-Los exégetas del momento histórico y de su nefasto líder, hacen hincapié en lo que interpretan como lo mas importante de sus ideas. Hablan de su obsesión por la supremacía de la raza Aria, sobre los eslavos, los judíos y otras etnias. Hablan sobre su obsesión respecto a la creación de un supermodelo humano, y la pureza de la raza, por lo que no concebía que se degradaran mezclándose con aquellas otras que consideraba inferiores.
Hay uno de sus conceptos que tal vez explique sus manías de aniquilación… pensaba, y lo expresa allí, que no se concibe que dos enemigos se puedan dar la mano… el más fuerte debía imponerse sobre el más débil y eliminarlo.
Pero, curiosamente, los estudiosos sobre el tema, no hacen demasiada valoración sobre el capitulo de organización y propaganda del libro. Y digo que es curioso, porque sus ideas al respecto, son las que más han perdurado, y hasta el día de hoy son puestas en práctica hasta por los líderes más democráticos del universo.
Hay un libro que se titula EL CIELO ENJAULADO, de Cristine Leunes, basado en una historia real, en el que un joven Alemán relata pormenorizadamente los métodos de formación de las juventudes Hitlerianas, previas a la segunda guerra mundial. El joven relata las sensaciones de exaltación, encumbramiento y euforia que experimentaba cuando lucía la Svástica, cuando elevaba el puño y gritaba Heil Hitler, cuando lucía la ropa con hechura y colores especiales para ellos, cuando entonaba las canciones patrióticas y sobre todo cuando se unía a otros jóvenes con quienes, en esa unidad de pensamiento y de arengas, lograban percibir lo que su líder les transmitía: La idea de supremacía, la certeza de ser muchos y superiores a todos. La novela relata que este muchacho se enamora de una chica judía, e intenta salvarla encerrándola en su propia casa… pero debe luchar contra el otro gran amor que lo tironea, que es todo aquello que le inculcaron con los símbolos.
En mi ya lejana infancia, en mi primer grado de primaria, teníamos un libro de lectura que se titulaba BRISAS… En sus dos primeras páginas se veían imágenes a carilla completa del presidente de la república sobre un soberbio caballo blanco con pintas oscuras, y a la primera dama, con un hermoso vestido largo, que realzaba su ya hermosa figura... Hasta hoy recuerdo las emociones que despertaban en mi mente de niño aquellas imágenes .
Luego llegaron las presencias permanentes en los sucesos argentinos que mostraba el cine... los eslogans radiales... las canciones pegadizas… y la repetición de sus nombres, que hasta llegaron a denominar a dos provincias argentinas.
Y esto no fue privativo de aquel gobierno. Lo han intentado y utilizado en mayor o menor medida casi todos los políticos y también en el deporte, plagado de “merchandising”.
Tampoco la sociedad se ha podido substraer a esa prédica. Vemos lo que ocurre con los pañuelos verdes…símbolo ellos de una sociedad degradada que oculta sus sentimientos tras esa tela, que parece la redime del asesinato de seres vivos.
Lejos de pretender emparetarlos con Hitler, les pediría a nuestros chicos y chicas, que no reediten al Mein Kampf, El pañuelo verde es el “Merchandising” de la muerte de millones de niños… Niños que merecían vivir tanto como quienes propugnan su eliminación… Es el orgulloso símbolo de un multimillonario holocausto. Quítatelo joven… huelen a genocidio… aunque la realidad quede escondida detrás de su manto y pretendan ocultar la tristeza que cubren.
Dr Nelio José Chimenton. Médico rural
COLUMNISTA CULTURIZAR MEDIOS
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