NOTICIAS
aborto

728x90

header-ad

468x60

header-ad

La obediencia, la virtud que señala un camino seguro para los niños ⎪ CULTURIZAR MEDIOS

Cuando te enfrentas a una situación desconocida, ¿qué haces habitualmente?

Es común pedir ayuda a alguien que ha pasado por esa misma situación o incluso a un experto en el tema, ¿no es así? Si surge algún dolor diferente en el cuerpo, por ejemplo, vamos al médico. Si sufrimos por un amor no correspondido, pedimos consejo a un amigo que ha vivido lo mismo, y así sucesivamente. 

Esta es más o menos la dinámica de la virtud de la obediencia.

El niño es una persona que se encuentra apenas en el inicio de su proceso de desarrollo humano, por lo que aún no ha aprendido qué es bueno y malo, correcto e incorrecto, justo e injusto. Todo esto todavía le es desconocido. Así, es a través de las pautas y reglas establecidas por los padres que el niño comienza a transitar un camino hacia la bondad y la felicidad.

Fuente: Gazeta Do Povo - Sempre Familia*

Guías 

Lelia Cristina de Melo, psicóloga clínica y orientadora familiar, especialista en neuropsicología, educación y desarrollo familiar y personal, explica que cuando los niños se quedan "solos" en este camino, su tendencia será a tomar decisiones inmaduras e imprudentes, movidas únicamente por deseos. Por lo tanto, es el papel de los padres y educadores ser sus guías.  

“La obediencia debe ser fuertemente impulsada por padres y maestros porque toda la vida de un ciudadano tiene reglas básicas, reglas que subyacen a una vida organizada, una vida jerárquica”, orienta la psicóloga. "Los niños que no obedecen no aprenden a ganar, a superarse, a esperar, a considerar lo que dice el otro, y esto será muy peligroso en su juventud".


Cuando empezar 

Según el experto, es importante que los padres empiecen a fomentar esta virtud en sus hijos desde muy pequeños, alrededor del año y medio. A esta edad, aunque el niño todavía no comprenda lo que está haciendo, obedece para complacer a sus padres. “En familias saludables, los niños ven que en la interacción entre ellos hay mucho cariño, que los padres muestran cariño, por eso están seguros de que lo que dicen los padres es protegerlos y adherirse a sus padres como guías”.  

En esta etapa, las pautas deben ser las más sencillas, como pedirle al niño que ponga algo en su lugar adecuado, que le preste el juguete al amiguito, que se siente correctamente, etc. A medida que el niño crece, los padres deben aumentar las órdenes.  

A lo largo de los años, los niños llegan a comprender por sí mismos las pérdidas y ganancias de ejercer la obediencia. Por ejemplo, si la madre le había pedido a su hijo que estudiara y él no obedecía, el resultado era una nota baja, es decir, algo malo. Ya, si fue obediente y estudió, su recompensa será disfrutar de las vacaciones antes.


Autoridad x autoritarismo 

Sin embargo, para que el ejercicio de esta virtud se produzca de forma sana, es fundamental que los padres no sean, de ningún modo, duros, opresivos, autoritarios y meramente disciplinarios. “Deben inducir a sus hijos a obedecer por amor a la causa, por cariño a sus padres y porque creen que los padres hablan de la manera correcta, porque aman. Nunca deben obedecer por miedo porque esto incluso podría causar revueltas en el futuro ”, advierte Lelia.  

El autoritarismo ocupa el lugar de la autoridad dentro de un hogar cuando los padres se sienten inseguros y quieren ganar por la fuerza, creando una verdadera guerra de poder. Cuando esto sucede, "la obediencia solo será puntual, por miedo al castigo y no forma la conciencia del niño", explica. "La buena obediencia es aquella que el niño obedece y sabe por qué".  

Para que esto suceda, es necesario que los padres estén muy convencidos de sus valores, demuestren certeza, fortaleza y seguridad en lo que creen. Además, siempre deben hacerlo de manera respetuosa, nunca enojados o frágiles. “El mejor ejercicio de la autoridad es moverse entre el afecto y la exigencia, ya que uno iguala al otro”, dice. "La autoridad es responsabilidad y amor".


En el momento de la desobediencia 

Todo este proceso educativo del niño requiere esfuerzo y repetición. Según el psicólogo, los padres no pueden esperar que su hijo obedezca solo porque se lo explicaron una o dos veces. “El niño recaerá, es normal, es parte del proceso educativo desobedecer varias veces hasta que empiece a obedecer”, observa Lelia, recordando que cuando el niño tiene menos de 3 años y no hace lo que se le pide, lo hace. No caracterizan la desobediencia, pero la de los 3 años, sí. 

En estos momentos, los padres deben llamar la atención del niño, hablar y explicar nuevamente por qué ese orden es importante. Dependiendo de la situación, será necesario aplicar alguna consecuencia prevista, la cual debe quedar clara para el niño desde el momento en que escucha una determinada orientación y siempre relacionada con el acto. Por ejemplo, si le pide al niño que no maldiga al amigo y el niño lo hace, la consecuencia esperada podría ser disculparse y hacer algún acto de amor hacia ese amigo.  


Sobre las consecuencias esperadas, Lelia también aconseja a los padres:

• No debería ser el primer ni el único método de disciplina. No debe humillar ni descalificar al niño.  

• Explique siempre el motivo de la consecuencia. Debe ser para aprender, no para dolor.  

 Nunca declinar de la consecuencia previamente establecida, esto desmantela el plan educativo, mal educa.  

 Intente con todas sus fuerzas controlar sus emociones destructivas. No educan ni lastiman al niño. 

 El niño debe darse cuenta de la magnitud del error. Es diferente, por ejemplo, maldecir al tonto que decir una maldición grave o una ironía ofensiva.  

 Una consecuencia debe tener una fecha de caducidad: nunca debe prolongarse. Y los padres no deberían tardar mucho en recrear un entorno alegre y seguro. 



*Fuente: Gazeta Do Povo - Sempre Familia.


_____________

 CULTURIZ.AR  MEDIOS 


« ANTERIOR
SIGUIENTE »