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¿Sabes realmente lo que es la vida? ⎪ CULTURIZAR MEDIOS

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En general, especialmente en los debates sobre el aborto y la eutanasia, todo parece girar en torno a la pregunta: "¿Cuándo empieza/termina la vida?". 

Pero esta pregunta no tiene sentido si antes no nos preguntamos "¿qué es la vida?" y no hay una definición rigurosa. Eso sí, ¡la pregunta incluso antes de ser biológica es filosófica! Y es fundamental, sobre todo para quienes se definen como “pro-vida”. 

Fuente: Universitari Per La Vita*


La biología juega su papel a partir de los datos tomados del razonamiento filosófico, correctamente entendido como ciencia que estudia la realidad. De hecho, el problema se plantea para todo hombre, como ser dotado de intelecto, y por lo tanto capaz de hacerse preguntas de sentido: preguntas como “¿Quién soy yo? ¿De donde soy? ¿Adónde voy?”, pero también, de manera más general, preguntas sobre el significado de las cosas, tanto materiales como inmateriales (como la libertad, el amor, etc.). Para responder a la pregunta de qué es la vida, contamos con la ayuda de Dom Francesco Pollien (1853-1936), un cartujo de Catanzaro con unas páginas que parecen decididamente explicativas en este sentido, “El cristianismo vivido”, que se recomienda para aquellos que quieran aprender más.


¿Qué es la vida? He aquí una de esas preguntas embarazosas, ante las que uno se sorprende mucho de no poder responder, aunque uno sabe muy bien lo que es y parece tan claro. 

Sabes y sientes que tienes vida; pero decir exactamente en qué consiste, ya no lo sabes tan bien. Intentaré decírtelo.

La vida es el despliegue de un principio vital. Mirad la planta: en una pequeña semilla está contenido un principio misterioso, creado por Aquel que vive por los siglos de los siglos y que es el autor de la vida. Este principio misterioso, siguiendo a su vez leyes completamente misteriosas, también establecidas por Dios, produce el desarrollo de la planta, con su tallo, ramas, hojas, flores y frutos. El desarrollo es precisamente la vida de la planta: desarrollo, iniciado con la semilla, elaborado por el principio interno, según sus propias leyes.

En esta vida de la planta ves cuatro cosas: primero un principio vital interno, luego una semilla en la que está contenido este principio, luego las leyes que sigue y finalmente lo que produce. Lo mismo sucede en cada vida. En la vida del animal, como en la del hombre, se encuentran estos cuatro elementos: el principio, la semilla, las leyes, los desarrollos. Un ser vivo es, pues, un organismo que, a partir de una semilla, se desarrolla según sus propias leyes y en virtud de un principio vital interno.


Comprendes muy bien que es precisamente el principio vital interno lo que es esencial para la vida. 

Es ella la que está contenida en la semilla, la que sigue sus propias leyes, la que procura el desarrollo de la vida. Nada está vivo excepto lo que se desarrolla regularmente según las leyes de un principio vital. Es este principio el que constituye la vida, porque asegura el desarrollo del ser vivo. Así puede decirse con verdad que la vida es el desarrollo de un principio vital.


Para producir vida, el principio necesita seguir sus leyes. Cada vida tiene sus leyes. Así ves que un lirio no se parece a una rosa, ni un gato a un gallo. ¿Porque? En cada uno de estos seres el principio vital tiene ciertas leyes de desarrollo diferentes. Pero también ves que un lirio siempre se parece a un lirio, y un gato se parece a un gato. ¿Porque? Porque el principio vital tiene leyes fijas; no sale de sus leyes, y si sale de ella, muere, y no hay vida. 

Así pues, es necesario para la vida que se respeten las leyes de su desarrollo y que se impida que se violen. Respetar las leyes de su desarrollo es la primera necesidad de la vida. Pero también hay otro. De ordinario, el desarrollo de la vida está sujeto a condiciones externas. Mira la planta, el animal; para desarrollarse, la planta necesita un clima y un suelo adecuados, a menudo necesita la solicitud de un cultivo asiduo, para que la vida pueda alimentarse en buenas condiciones. El animal a su vez tiene las mismas necesidades alimentarias y ambientales. Si estas condiciones fallan, la vida desaparece. Por tanto, es necesario asegurar a la vida los elementos externos de su desarrollo, y es la segunda condición de la vida.


*Fuente: Universitari Per La Vita. Por Marco Pirlo. Dom Francesco Pollien, Cristianismo vivo , Edizioni Fiducia, 2017, pp. 15-17.

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