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La mecedora de mis abuelos ⎪ Por el Dr. Nelio Chimenton



⎪ Dr Nelio José Chimenton*


Cuando niño, solía refugiarme en casa de mis abuelos maternos, para evitar las consecuencias de alguna fechoría de purrete.


Ellos se retiraban  temprano para buscar el sueño, y a mí no me quedaba otra que hacer lo mismo... aunque mis ojos muy abiertos buscaban en la semipenumbra del cuarto, materializar mis fantasiosos pensamientos.


Mi imagen predilecta era una mecedora, a la que imaginaba columpiándose lentamente, llevando a grupas, a diferentes personajes, que pugnaban entre sí para desalojarse unos a otros, y ocupar su asiento de esterilla.


Y yo comenzaba a reconocerlas y de acuerdo a su semblante las fui bautizando una a una.  Allí estaba con su carita siempre sonriente la que denominé ALEGRÍA... o FELICIDAD. Otra estaba siempre con gesto torvo y mostrando sus afilados dientes… por lo que la llamé IRA, o FRUSTRACIÓN… Otra acostumbraba a tapar su cara con sus brazos, para que no se vieran sus lágrimas… por lo que mereció el nombre de TRISTEZA… o DESENGAÑO… Muchas más visitaron mi vigilia, en la que dejaba volar mi mente de chiquilín, y las unía a mis sueños fantásticos en los que me veía a mi mismo como un ser portentoso… todo lo contrario de lo que en realidad era… porque así son los sueños… los meditamos despiertos, y los realizamos dormidos… allí donde la realidad no existe… precisamente porque el reino de los sueños se forma con nuestras fantasías desatadas.


Mi imagen predilecta se llamaba ILUSION. Y años después pasé a  llamarla ESPERANZA. Pero el devenir de los años me mostraron cambios enormes en sus figuras… ALEGRIA se iba empequeñeciendo, a diferencia de TRISTEZA Y DECEPCIÓN, que cada día tenía una figura más imponente y robusta; y ya no escondía su rostro para llorar. Con el correr de la vida, me aferré a RECUERDOS,  y ella pasó a ser mi mejor compañera y mi consuelo.


Pero allá por el comienzo de mi adolescencia, llegó una nueva figura, que me acompaña hasta el día de hoy… y que por fortuna, desalojó a todas sus competidoras con fortaleza y profundidad. Sin que se lo pregunte me dijo que su nombre era AMOR… Su rostro era cambiante y en él, divisé a mis padres, mi hermano, mis  abuelos, y todos aquellos por quienes sentía cariño. Luego me llevó hacia otros que se fueron agregando a mi existencia… La novia, la esposa, los hijos y los nietos… y todos quienes me ayudaron a hacer borrosas las tristes figuras del pasado.


Un día decidí interrogarlo…¿Eres tú Dios???... ¡¡No!!, me respondió…¡ ¡No soy DIOS!!.. pero por ser el AMOR soy el que más se le parece…


¡No!, -remarcó-, no soy Dios, pero soy su imagen y semejanza… porque Él  es el paradigma del amor… y tú ya no debes buscarme en el recuerdo de la mecedora… sino en cada uno de tus hermanos… en los que conviven contigo, pero también en los distantes, porque necesitan mucho de ti… y de mí. Si me escuchas en lugar de sólo idealizarme…si me entiendes y no dejas que sea para ti una simple construcción dialéctica,  todas las imágenes  de la mecedora que representaron tus temores y tus estados de ánimo, se borrarán para siempre… ya no necesitarás de la ILUSION ni la ESPERANZA, porque todo ahora será para ti una feliz realidad. No, -concluyó-, No soy Dios… pero por ser el amor soy el que más se le asemeja.


NOTA PARA PADRES: Tengan ustedes en cuenta que vuestros niños y también los adolescentes, nunca escapan a la percepción de imaginarias figuras, que la mayoría de las veces les provocan tristeza, temor y desalientos… también, que buscan contrarrestarlos con ilusiones que les hacen ver como seres portentosos, pero que al bajar  a su realidad les agrega más angustias.


La oscuridad agranda esas visiones, porque ya se sabe que la noche exagera todo… De allí que se aferren a sus peluches, a sus mascotas, o a spots de héroes terroríficos, buscando en ellos, un bastión contra sus miedos y su inseguridad.


Los padres solemos cuidar sus días… pero a veces nos necesitan en esa hora incierta antes de conciliar el sueño


Cada padre y cada madre debería ser ese peluche que le asegure la compañía necesaria para conciliar ese sueño sereno, seguro y feliz. Su mecedora, estará entonces, cargada de figuras alegres y prometedoras. 


Recuerden también, que el encuentro con lo espiritual, sea cual sea el nombre que cada uno le dé a Dios, aumentará su seguridad y percibirán ese amor que tanto ansían.



*Dr Nelio José Chimenton

Médico rural. Facebook: Nelio Chimenton




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