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Guatemala: Celebrar el #8A ProVida (pero ojo con los lobos disfrazados) ⎪ CULTURIZAR MEDIOS

El movimiento ProVida no debe estancarse en uno de sus frentes.

Fuente: El periódico: https://elperiodico.com.gt


El domingo pasado, 8 de agosto, se llevó a cabo la “Caravana por la Vida” en la ciudad de Guatemala. Una auténtica celebración que se caracterizó por el orden, las medidas sanitarias implementadas y el mensaje. Pero aquí hay muchos temas que quedan siempre como cabos sueltos aunados al movimiento ProVida. No pretendo profundizar en todos en una simple columna, pero sí por lo menos destacarlos. 

Vamos a ello. 

Lastimosamente, la cobertura de medios sobre la “Caravana por la Vida” no fue tan completa como debió ser, por eso utilizaré este espacio para revelar los datos que he solicitado a los organizadores de la caravana, para comprender la relevancia que esta tuvo, pues toda manifestación pública debe ser comunicada y analizada, desde los paros y bloqueos de grupos como Codeca o las protestas de militares veteranos para pedir “resarcimientos”, hasta manifestaciones pacíficas y respetuosas encabezadas por ciudadanos en contra la corrupción o, como en este caso, a favor de la protección de la vida. 

Aquí los datos: más de 1,000 carros participaron, y si había por lo menos dos personas por carro, había 2 mil participantes, como mínimo. Se vendieron 150 kits a Q95 cada uno —el kit incluía utensilios para decorar los autos— y del total de esas ventas, un porcentaje fue destinado al Hogar Valle de los Ángeles, un hogar que brinda alimento y educación a más 200 niños en situación de riesgo de entre 6 y 18 años. Y, claro, se respetaron todas las medidas de prevención sanitaria, así como el derecho a la libre locomoción de otras personas ajenas a la caravana (cosa que no hemos visto en otras manifestaciones). 

Ahora bien, tal y como lo explicaron los organizadores de la caravana y como quienes nos sentimos representados por este movimiento hemos dicho en reiteradas ocasiones: el movimiento ProVida no debe estancarse en uno de sus frentes, que es la defensa de la vida de la persona no nacida (desde el momento de su concepción, que es donde biológicamente comienza una nueva vida, un ser humano único e irrepetible con los mismo derechos que cualquier otro). Cuando el debate y las acciones se paralizan en temas como el “aborto”, el movimiento pierde fuerza, porque desatiende otros frentes igual de importantes, que son el resto de las etapas del ser humano hasta su muerte natural. Por supuesto, este es uno de los temas más latentes y que genera mayor controversia, por eso suele ser el que acapara más titulares y requiere más recursos para debatirlo y desenmascararlo. Pero no es el único eje fundamental de este movimiento. 

He conocido a múltiples organizaciones cuyos voluntarios trabajan incansable e increíblemente en brindar apoyo a los diversos frentes ProVida. Por ejemplo, el proyecto Latiendo Juntos, de Asociación Familia Importa, que brinda apoyo material a madres en situaciones de vulnerabilidad en zonas marginales de la Ciudad de Guatemala; o el proyecto Enfoque Familiar, que atiende a mujeres víctimas de abusos sexuales y psicológicos; o la organización Buckner Guatemala, que mantiene hogares temporales para niños y familias en situación de vulnerabilidad. Y hay muchísimas más asociaciones privadas, no lucrativas, que hacen lo que los gobiernos corruptos no pueden: atender a la población en riesgo, velar por ellos, defender sus vidas. 

Pero también hay que tener cuidado. Lo he criticado ya públicamente y vuelvo a hacerlo ahora: hay oportunistas que quieren sacarle una tajada equivocada al movimiento ProVida y hay miembros de este movimiento que están cayendo en sus juegos. El gobierno actual, integrado en su mayoría por una cartera de impresentables, ha intentado apropiarse del discurso y hasta de los logros de organizaciones privadas a favor de la vida, cuando ellos —restándole fondos a los programas contra la desnutrición, protegiendo a ministros criminales, haciendo negocios tras bambalinas con la salud de los guatemaltecos en plena pandemia, jugando a la política en las fiscalías y los tribunales de justicia, etcétera— lo que menos son es representantes de un movimiento loable que no debería buscar medallas ni adulaciones de políticos deshonestos ni aplausos de corruptos. 

Hay gobernantes, activistas, líderes religiosos —muchísimos— y colectivos lo suficientemente hipócritas que buscan “abanderar” movimientos como este mientras a las espaldas financian, apoyan y permiten las violaciones a los humanos más indefensos. Lo suficientemente hipócritas como para abandonar la lucha contra la desnutrición y evitar los ciclos de abuso en las niñas guatemaltecas. Lo suficientemente descarados como para descuidar a la población de riesgo, abandonar a los ancianos a su suerte y mantener un sistema educativo mediocre para evitar la formación de sus niños. Es cierto. Sí que los hay, pero son menos y tienen todo —desde la biología hasta el sentido común— en contra. 


Fuente:
@jdgodoyes
Por: Juan Diego Godoy Publicado 11-08-21
https://elperiodico.com.gt/




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