La importancia del hogar en la adquisición de competencias personales y laborales frente a los cambios en el mundo del trabajo.
La #familia es de vital importancia para la economía de una sociedad: forma y abastece a la misma de capital humano, tanto en términos cuantitativos (cantidad de seres humanos para el trabajo y el consumo), como en términos cuantitativos (capacidades y competencias de las personas).
Por Yanina Cossime*
-Como agente natural, primario y fundamental de educación de los hijos, en su seno forma a sus miembros (o debería) para adquirir las habilidades necesarias para relacionarse e insertarse en la sociedad y, más tarde, en el mundo del trabajo.
Las competencias que las personas necesitan para el mundo laboral se van adquiriendo en la experiencia cotidiana, desde muy temprana edad, en el hogar. Es a través del trabajo hogareño que los niños aprenden el cuidado mutuo (a dar y a recibir), la disposición al servicio, el trabajo en equipo, la gestión de las tareas a realizar (definiendo qué se debe hacer y quién, cómo y cuándo se hará).
La realización de las tareas domésticas en el hogar son una gran oportunidad para descubrir talentos en los más pequeños, y desarrollar otros, brindan la posibilidad a los padres, primeros educadores, de guiar a sus hijos en la capacidad de ponerse metas y esforzarse para cumplirlas, dando lugar a desarrollar la virtud de la laboriosidad. Es muy importante que estas metas sean apropiadas y conforme a las capacidades y desarrollo de los niños, para que puedan cumplirlas y no sean invadidos por la frustración y el desánimo, pero que no dejen de ser desafiantes, para que se sientan estimulados. Así los niños desarrollarán una sana autoestima, serán seguros y confiados de sí mismos, proactivos, y se sabrán capaces de alcanzar los objetivos que se propongan si están dispuestos a esforzarse por lograrlo.
Además, para realizar las tareas del hogar es preciso cultivar habilidades socioemocionales y de comunicación, aprender a vincularse con los otros (sea de igual a igual ‒entre hermanos‒, o con personas de autoridad ‒ los padres), asimilar las normas y procedimientos para cumplir con la tarea asignada, estar dispuestos a ser enseñados y corregidos, ejercitarse en el cumplimiento de metas, en dejar de hacer lo que quiere para hacer lo que se debe, y disfrutar, con orgullo sano, al ver concluida la tarea bien realizada.
Por otra parte, la convivencia demanda aprender a compartir espacios, tareas, obligaciones, sin perder de vista los afectos, siendo amables y generosos, sin egoísmos, priorizando las relaciones, al mismo tiempo que se persiguen las metas propuestas.
Estas destrezas se aprenden primero en el hogar, y luego se siguen desarrollando en las otras instituciones socializadoras secundarias, como la escuela, el club, la iglesia, etc.
El despliegue o no de estas habilidades se verá luego reflejado en el trabajo profesional, impactando el futuro de las personas y también el de la sociedad.
El futuro de nuestra sociedad nos incumbe a todos. Eduquemos niños con una autoestima saludable, seguros y confiados de sí mismos, capaces de vincularse sanamente con los demás, trabajar en equipo, establecerse metas alcanzables y esforzarse para cumplirlas sabiendo que los hará mejores personas a ellos mismos y a los demás.
* Yanina Cossime es esposa, madre, profesora, Orientadora Familiar, Operadora Socio Comunitaria, Diplomada en Prevención y Tratamiento de la Violencia y en Educación Sexual.
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