No es mero teatro lo que estamos viendo: son actitudes propias de un dictador.
Podría dar la sensación de que España tiene una compañía de teatro en lugar de un gobierno, pero la realidad es terriblemente peor.
⎪ESPAÑA Y ARGENTINA, MILEI, SANCHEZ, POLÍTICA INTERNACIONAL⎪
Algo mucho peor que una burda escenificación teatral.
La cínica respuesta del gobierno de Pedro Sánchez al presidente de Argentina, Javier Milei, primero insultándole y después exigiéndole disculpas e incluso iniciando una crisis diplomática por algo que ni siquiera dijo, es algo mucho peor que una burda escenificación teatral del gobierno de coalición de socialistas y comunistas para tapar sus escándalos, y en especial los que afectan a la mujer de Sánchez.
En las últimas horas hemos visto cosas tan descabelladas como un mensaje del PSOE considerando una falta de "patriotismo" el no apoyar a Sánchez, o las ridículas palabras de Albares, el ministro de Exteriores, afirmando que las palabras de Milei son un ataque "a nuestra democracia, a nuestras instituciones y a España".
Un mensaje amenazante a los españoles y en especial a dos colectivos.
Basta con repasar los libros de historia para comprobar que no es la primera vez que un gobernante que presenta toda crítica a su persona como una crítica a la Nación, en un intento de convertir a quienes emiten esas críticas en enemigos de la Patria. Ésa ha sido la actitud tradicionalmente exhibida por las dictaduras, en las que nadie puede discrepar del poder político ni criticar a sus miembros, porque hacerlo te convierte en un enemigo del país y del Estado.
No estamos hablando, aunque lo parezca, de una penosa representación de teatro. Cuando el gobierno de Sánchez presenta una supuesta crítica a Begoña Gómez -una persona particular que no ejerce ningún cargo público, aunque pueda utilizar su posición ventajosa en beneficio propio- como un ataque a España, a la democracia y a las instituciones, lo que lanza es un mensaje amenazante a los propios españoles, pero muy particularmente a dos colectivos que son muy necesarios en una democracia para poner límites al poder político: los medios y los jueces.
Convirtiendo a los críticos con el poder en enemigos del Estado.
En una España en la que los socialistas han colonizado todas las instituciones, convirtiendo al Estado en una extensión de su partido, algunos medios de comunicación y algunos jueces se han convertido en el último foco de resistencia contra el autoritarismo de Sánchez, recordándole que ser presidente del gobierno no le sitúa por encima de la ley y no le otorga impunidad para saltársela.
Con su sobreactuación contra Milei, el mensaje amenazante que lanza el gobierno de Sánchez es que esos medios y esos jueces son enemigos de España y de la democracia, una forma de intentar amedrentar a quienes pretendan seguir investigando los posibles casos de corrupción que afecten a Pedro Sánchez y a su entorno.
La paradoja es que esto ocurre mientras el propio gobierno tiene por aliados a partidos políticos que alardean de su odio a España (incluyendo los simpatizantes de la banda terrorista ETA y los que promovieron el golpe separatista de 2017 en Cataluña) y a quienes apoyan a dictaduras como Cuba y Venezuela desde las filas de comunismo, el movimiento totalitario que más ha combatido contra la democracia en el último siglo.
Las amenazas que está recibiendo el juez del caso Begoña Gómez.
Teniendo en cuenta lo anterior, el mensaje del gobierno a la sociedad española podría resumirse así: bajo el gobierno de Sánchez puedes insultar a España y apoyar a los peores tiranos, e incluso hacerles favores a criminales tan atroces como los que perpetraron la masacre antisemita del 7 de octubre de 2023, pero no puedes contradecir, ni criticar ni investigar a Sánchez y a su entorno, porque hacerlo te convierte en un enemigo del Estado.
Si alguien considera exagerada esta conclusión, sólo tiene que repasar las noticias de hoy: el juez que lleva el caso de la mujer de Sánchez está recibiendo amenazas y el gobierno no ha pronunciado ni una sola palabra para condenarlas.
La incomprensible equidistancia de algunos en un momento como éste.
Así es como una democracia acaba derivando en una dictadura. Ya tuvimos el precedente de Venezuela, pero algunos siguen sin enterarse y siguen practicando una bochornosa equidistancia, como ha hecho hoy el Partido Popular, que no ha sabido resistir ni 24 horas su tendencia a confundir la moderación con la tibieza, demostrando una vez más que en España sólo tenemos una oposición seria y firme al socialismo: Vox.
*Fuente: Contando Estrelas. España.