- En una sociedad donde “autoridad” es mala palabra, el desafío para padres es demostrar el amor a sus hijos estableciendo límites que los contengan, los guíen y los hagan sentir seguros ante los avatares y desafíos de su vida en el camino a su madurez.
Por Yanina Cossime*
Sugerencias para favorecer relaciones saludables en la familia – parte 4
Es preciso que los padres enseñen a sus hijos los límites y las reglas, su sentido e importancia. Los padres deben asumir su responsabilidad indelegable de educar a sus hijos, y comprender que no es posible realizar esta tarea sin hacer uso de su autoridad y que hacerlo no significa ser un tirano (a menos que así se lo propongan). La autoridad es la potestad de dar órdenes, y quien la tiene, también tiene la obligación, siendo modelo – con todo lo que eso implica-, de guiar, de procurar el crecimiento y el logro del potencial de aquel a quien dirige y que debe obedecerle.
Es indispensable que padres y cuidadores establezcan límites a través de reglas y consecuencias frente a su eventual rompimiento, que deben ser apropiadas (acordes a la edad del niño y a la transgresión), consistentes (deben ejecutarse), y nunca excesivas (mucho menos que impliquen agresión y violencia de ningún tipo contra los niños y adolescentes). En casa, desde muy pequeños, los niños deben entender que las reglas son útiles para lograr y mantener el orden, la convivencia y el desarrollo de todos. Una forma de aprender es a través del juego, donde para jugar hay reglas, que todos deben cumplir sin distinción, y si se rompen haciendo trampa, esa acción tiene una consecuencia, por lo general, salir del juego o una multa, y no es una injusticia aplicar la pena, sino no hacerlo. Las reglas y las consecuencias por no obedecerlas deben darse a conocer, y verificar que fueron entendidas, primeramente, de antemano, y no cuando se han roto, porque quien no sabía que existía una regla no puede romperla y sentirá que está siendo tratado injustamente.
Por ejemplo, pueden establecer la regla que “lo que se saca, se guarda”, y en caso contrario, no se podrá jugar con ese juguete otra vez por ese día o al siguiente. Si no comunicáramos la regla antes y frente a la situación de que el niño no guardó sus juguetes lo castigáramos diciendo “como no has guardado tus juguetes no puedes jugar con ellos” seguramente el niño se enfadaría ante una decisión que le resulta tirana y caprichosa. También deben establecerse horarios para mirar televisión (y qué mirar), con la condición de que antes se hayan realizado las tareas escolares o domésticas, por ejemplo.
Puede resultar muy incómodo poner límites y reglas y hacerlos cumplir en una sociedad que promueve la “amistad” entre padres e hijos, pero los niños y adolescentes tienen como amigos a sus pares, y lo que necesitan para crecer y llegar a su madurez (aunque lo nieguen, sobre todo en la adolescencia) son padres dispuestos a entregarse por completo por ellos, fieles oidores de aventuras y problemas, empáticos, incondicionales defensores de su bienestar presente y futuro, que estén dispuestos a decir que NO cuando sea necesario, porque ese no es una valla de contención o una red que sostiene en un momento determinado.
El desafío de hoy es ser padres con todas las letras, líderes y modelos, que asuman responsablemente su labor educadora y ejerzan su autoridad sabiamente, tutores del crecimiento de sus hijos, capaces de establecer, sin miedo y sin excesos, límites que los contengan, los guíen y los hagan sentir seguros ante los avatares y desafíos de su vida en el camino a su madurez.
* Yanina Cossime es esposa, madre, profesora, Orientadora Familiar, Operadora Socio Comunitaria, Diplomada en Prevención y Tratamiento de la Violencia y en Educación Sexual.
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MILLON, T. (1985). La personalidad y sus trastornos. Barcelona: Editorial Martínez Roca.
(Sugerencias para favorecer relaciones saludables en la familia – parte 1)
(Sugerencias para favorecer relaciones saludables en la familia – parte 2)
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